No es fácil sobrevivir a la adolescencia de tus hijos millennials. No es fácil madrear a una pequeña adolescente que empieza a despertarse y a imponer criterio a sus acciones. Sobre todo cuando muchas de esas acciones tienen un contexto digital. Pero también es apasionante. Y estos años de infancia y crianza respetuosa han dejado paso a una personita que me encanta.
Ella es insegura, dudosa, pero muy consciente. Quizá por eso duda tanto. Y empieza a hacerse preguntas interesantes. “Tú siempre estás en las cosas importantes de mi hermana y mías. ¿Tú decides de tu tiempo? A veces me da pena cuando el papá no puede estar con nosotras y eso me pone triste, ¿sabes?” Y después, ella se contesta: “El tiempo de papá es de otros y aunque quiera, a veces no puede cuadrar todo, ¿verdad?”
Ella tiene 12 años y medio y está descubriendo su entorno. Y es en la hora de las comidas cuando más hablamos. “Entonces ¿un día dijiste que no querías seguir en el periódico y empezaste algo nuevo?”
Y le he contado que sí, que un día supe lo que no quería y decidí buscar otros caminos, aunque con mucho miedo. Y que empecé a decir no a muchas cosas. Y que me escuché.Porque cuando te escuchas, empiezas a respetarte. Y también le he contado que fue muy duro y muy difícil, que sigue siendo, que tuve y tengo que trabajar mucho. Que no siempre soy feliz. Pero que sí, que ahora soy más feliz que antes.
Y ella, que recibe los mensajes con su wifi mental activada (es una millennial pura conectada a su entorno por muchos canales) me ha sorprendido y mucho con la gestión de sus emociones. Y pese a sus doce años y medio y a que no le gusta tomar decisiones, es cierto que está aprendiendo poco a poco a decir no. Y eso es un gran avance. Porque yo empecé a hacerlo con más de cuarenta.
Recordábamos juntas un día en que me preguntó si podía venirse conmigo a trabajar. Y le dije que claro. Aún no había cumplido los 10 años. Y le expliqué que íbamos a ver a alguien a quien podía interesarle nuestro proyecto. “Sobre todo, tenemos que ser muy buenas escuchando. Para conocerla bien”.
Ella permaneció atenta mientras duró la historia de la persona. Y luego ya desconectó a su mundo. Pero al terminar, resumió la vida de aquella mujer que se tomó con nosotras una horchata y me dijo: “Yo no creo que quiera hacer lo que tú haces. Pero ha sido chulísimo ir contigo a trabajar”. “¿Por qué chulísimo, Candela?” Y ella respondió: “Porque antes, cuando te ibas al periódico nunca podía ir contigo. Y ahora sí.”
Hace poco, al rememorar aquella tarde, ella sentenció: “Me gusta tanto irme contigo…”
Y yo entonces, sonreí.
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Me apasiona la comunicación y el marketing. Y dediqué los 21 primeros años de mi vida profesional al periódico El Mundo y la comunicación empresarial e institucional.
En 2013 emprendí un proyecto de marketing digital y franquicias on line para conciliar con mi vida de madre.
Desde entonces ayudo y enseño a otros emprendedor@s que quieran hacer lo mismo que yo y me involucro al máximo en su éxito. Porque la clave en este siglo XXI es la suma de experiencias y el trabajo en equipo.