Gracias, Beatles. Por enseñarme que emprender es renunciar. A cosas. A tiempo. Porque si no renuncias, no tienes tiempo y no emprendes.
No me malinterpretes: las renuncias las marcas tú. Siempre hay cosas a las que puedes renunciar, aunque a veces no quieras hacerlo o no sepas cuáles son. Pero emprender… va unido a las renuncias.
Yo renuncié. Yo quería emprender porque quería vivir y vivir es sólo construir mi vida y vivirla como yo quiero vivirla. Por eso emprendí y por eso renuncié.
“Y ¿a qué tengo que renunciar si quiero hacer lo que tú haces?” Pues a todo aquello a lo que puedes renunciar en tu día a día. Porque hay cosas irrenunciables, pero también hay muchas horas, muchos minutos y muchos segundos mal empleados que podemos destinar a dar brillo a nuestro talento.
“¿Me das ejemplos?” Claro. Yo renuncié a horas de sueño. Porque sabía que si quería construir algo, necesitaba dedicar tiempo. Y parece increíble pero las personas más ocupadas son las que más tiempo tienen para emprender.
Yo renuncié a algunas comodidades. Por ejemplo, comer en casa a diario. En 2013 trabajaba de ocho a tres de la tarde para otros; comía un bocata en el coche y trabajaba en mi proyecto hasta la hora del cole; de cinco a diez de la noche era mamá y a partir de entonces, me ponía de nuevo frente al ordenador como si no hubiera mañana.
Yo renuncié a algunos fines de semana. Procuraba dejar a mis hijas al cuidado de su padre para que no notaran mi ausencia. Así viví quince meses. Eso sí, elegía cuándo lo hacía y era libre para organizarme la agenda en función de la disponibilidad de la de mi socio de vida. Y eso me daba tranquilidad.
Renuncié a tener la casa más limpia de mi urbanización o a leer novelas y me enfoqué en estudiar nuevos modelos de negocio. Renuncié a ver la televisión y la cambié por seminarios on line para aprender a manejar con éxito mis redes sociales.
Pero sobre todo, renuncié a rutinas, a hacer lo mismo de siempre. Y aprendí que las rutinas son negativas en nuestra vida cuando nos acomodan.
Por eso emprender es tan difícil. Porque tenemos que renunciar. Pero por eso emprender es tan apasionante, porque descubres un nuevo yo y porque tus renuncias te hacen más poderoso.
Hace tres años y medio que encontré a mi Jude. Soy yo misma. Nunca hasta ahora había tenido tan claro el significado de la canción.
Gracias, Beatles.
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Me apasiona la comunicación y el marketing. Y dediqué los 21 primeros años de mi vida profesional al periódico El Mundo y la comunicación empresarial e institucional.
En 2013 emprendí un proyecto de marketing digital y franquicias on line para conciliar con mi vida de madre.
Desde entonces ayudo y enseño a otros emprendedor@s que quieran hacer lo mismo que yo y me involucro al máximo en su éxito. Porque la clave en este siglo XXI es la suma de experiencias y el trabajo en equipo.
Interesantisima reflexion.Bssss
Me alegro, amiga