Ayer paseaba por Facebook y encontré un comentario de Laura Chica. Hablaba de esos coaches que se hicieron ayer y que prometen duplicar ingresos con tres horas a su lado. ¿Y a volar, Laura? ¿Cuántos minutos necesitan para enseñarnos a volar?
Estoy cansada. De la poca paciencia. De los que venden mucho en poco tiempo. Los modelos de negocio han cambiado, pero lo que sigue igual es que hay que trabajar mucho para conseguir resultados. Mucho más que un curso exprés. Para exprés… ya está el café.
Yo trabajo ahora más que antes. Aunque es verdad que lo hago de una manera más inteligente y tengo bajo control mis horarios, los de mis hijas y mi vida. Pero caramba… uno de esos coaches me hubiera venido de perlas para encontrar veinte clientes en un día. Jeje…
Fuera bromas: cuando emprendes lo más importante es que te armes de paciencia. Nunca nadie consiguió nada en un curso de veinte horas. Falsos vendedores de ilusión, que ahora lo hacen on line. Oye… ¿y si inventaran un curso para enseñarnos a esperar?
Si emprendes, no tengas prisa: te irá peor. No busques milagros, no existen. Opta por un proyecto con el menor riesgo. O con riesgo cero. Siembra… los frutos tardan, pero llegan.
¿Sabes? Habrá días de mal tiempo, y de granizo y sol intenso…Y pensarás que la cosecha se ha perdido… Pero no. Los tomates nunca salen tres días después de sembrar. Ni aunque la tomatera haga un curso exprés para cumplir sueños.
FOTOS: Láminas de cuadros de Vincent van Gogh.
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Me apasiona la comunicación y el marketing. Y dediqué los 21 primeros años de mi vida profesional al periódico El Mundo y la comunicación empresarial e institucional.
En 2013 emprendí un proyecto de marketing digital y franquicias on line para conciliar con mi vida de madre.
Desde entonces ayudo y enseño a otros emprendedor@s que quieran hacer lo mismo que yo y me involucro al máximo en su éxito. Porque la clave en este siglo XXI es la suma de experiencias y el trabajo en equipo.