Claro que he pensado muchas veces si estoy haciendo lo correcto.
Claro que me he desvelado por las noches. Y muchas veces… por cierto.
Claro que he tenido miedo. Y sigo teniéndolo.
Pero llegó un día en que detecté que mi realidad laboral ya no me gustaba y que no iba a gustarme nunca más. Y lo peor, que al no ser feliz con mi realidad laboral empezaba a estar a disgusto conmigo misma, con mi realidad personal.
Había leído un libro, Donde los sueños te lleven, de Javier Iriondo. Y recordaba la historia de un perro, tumbado encima de un clavo en la puerta del trabajo de su amo, gimiendo de dolor. Cuando alguien preguntó al dueño por qué gemía el animal, la respuesta fue clara: “Porque se ha tumbado encima de un clavo”. “¿Y por qué no se mueve?”, preguntó el amigo. “Porque parece que todavía no le duele bastante”, respondió el amo.
Fue entonces cuando me di cuenta que a mí sí me dolía lo suficiente como para tomar acción: tomar acción en mi vida, soltar lo que no me gustaba, alejarme de quienes no quería cerca y avanzar. Porque tenía dos opciones: o me quedaba tumbada con el clavo debajo o tomaba acción para vivir algo diferente. Y yo que pensaba que eso de los sueños era cosa de Walt Disney, empecé a soñar.
Te animo a hacerlo. Es como una montaña rusa de emociones. Y para describírtelo bien, he recurrido a la sabiduría infantil de mis hijas, cuando este verano entraron por fin a las atracciones reservadas a los más mayores en el parque de atracciones de Portaventura. “Yo mamá tenía miedo primero…Y emoción, pero al final… ¡estaba tan feliz por haber subido!” Pues eso es exactamente lo que significa tomar acción.
Desde que tomé acción, mi vida no ha vuelto a ser la misma: me ha cambiado hasta el carácter. Hay cosas que ya no me interesan, y otras muchas me afectan menos. He dado la vuelta al calcetín, descubriendo que sólo haciendo cosas diferentes vuelvo a estar motivada. Y llena de vida. Y ya no soy un robot.
Piénsalo. Claro que no es fácil, claro que da miedo… pero las atracciones de los mayores están ahí, esperando a que tengamos la altura necesaria para subirnos a ellas.
Dale una vuelta. Te estoy esperando. Y te lo cuento mejor.
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Me apasiona la comunicación y el marketing. Y dediqué los 21 primeros años de mi vida profesional al periódico El Mundo y la comunicación empresarial e institucional.
En 2013 emprendí un proyecto de marketing digital y franquicias on line para conciliar con mi vida de madre.
Desde entonces ayudo y enseño a otros emprendedor@s que quieran hacer lo mismo que yo y me involucro al máximo en su éxito. Porque la clave en este siglo XXI es la suma de experiencias y el trabajo en equipo.