Queridos muchachit@s míos: ahora más que nunca vuestras redes sociales son vuestro currículum. No lo olvidéis.
Lo que nos ha tocado vivir nunca os lo pude explicar en clase. Ni yo sabía que en 24 horas el mundo iba a cambiar y que el teletrabajo y las redes sociales se iban a convertir en la única manera de comunicarnos.
Lo que os decía que llegaría, llegó de golpe.
Fue el miércoles, 11 de marzo de 2020. Ese mismo día, por la mañana, había estado con muchos de vosotr@s. ¿Os acordáis?
Yo no sé si tendrá algo que ver pero ese día, a mitad de la clase, me encontraba rara. Y me tomé un paracetamol. Creía que me estaba constipando. Pero creo que fue sólo un mensaje de mi cuerpo: algo no iba bien. Porque al final, ni tos ni mocos ni nada. Era sólo que venía lo inevitable.
Aquel día nos habían suspendido las Fallas y las fiestas de La Magdalena en Castellón.
Aquel día tocaba hablar de comunicación online para el empleo y juntos hicimos el vídeo de todos vosotr@s para vuestros perfiles en las redes sociales. “Tenéis que dejar huella, no ser como los demás. Somos diferentes y tenemos que demostrarlo. Vuestras redes son vuestro currículum”.
Nos habíamos hecho fotos juntos y Edgar me hizo una a mí. Con la pizarra al fondo en aquel aula del viejo matadero de Burriana (Castellón) que se ha reconvertido en un centro de formación para aprender habilidades de empleo. (Ole con ole, por cierto, iniciativas bonitas de algunos pueblos).
Aquel día nos dijimos hasta siempre, habíamos terminado juntos. “Nos vemos en las redes sociales”.
Y el jueves, 12 de marzo, mi vida cambió. Y la vuestra, también. Llegó lo inevitable.
Como dice mi sobrino Mario, que tiene cuatro años, en la calle hay un bicho.
Y mira que he superado mi fobia a los bichos… pero éste me espanta. Se llama Covid-19 y ha montado un lío tremendo.
Después vino la alarma… Mi padre, que está en Madrid, llamándome tres veces al día: “Compra algo, no te quedes sin comida. No seas tan tranquila…”
Y compré algunas cosas en el supermercado, pero sin excesos. Tengo la suerte de tener una tienda de barrio a la que puedo ir y tiene de todo. Porque una autónoma valiente se levanta cada día a las tres de la mañana para no quedarse desabastecida. Incluso el domingo.
#YOMEQUEDOENCASA
Eso fue el viernes 13 de marzo. Y desde entonces no he salido de casa.
Ayer lavé los abrigos de invierno, creo que ya no los vamos a necesitar. Cuando salgamos de casa, será primavera.
Hago las cosas más despacio y he encontrado muchas parejas de calcetines que tenía sueltos. Empiezo a pensar que no se los traga la lavadora sino que iba tan rápido cada mañana que ni tiempo me daba a mirar bien.
He releído algunos libros por encima. Como los subrayo, me resulta sencillo encontrar los pasajes que quiero.
He cocinado despacio y no al tun tun, como hacía a diario. Creo que no he ido tan lenta por mi vida desde que era pequeña.
Y he pensado mucho. En mí, en mi vida y en la de mis hijas. En cómo será todo después de esto. Y en mi proyecto y en mi trabajo, por supuesto. Como autónoma que soy.
He decidido ser diferente y que lo seáis vosotros. Porque me habéis escrito muchos mensajes privados por las redes sociales preguntándome cómo veo yo todo esto y lo que va a pasar.
A tod@s os he dicho lo mismo: paciencia, que no salgáis de casa y que aprovechéis este tiempo para dejar una huella digital bonita con vuestras redes sociales que marque vuestra diferencia y os acerque más al empleo.
¿Os acordáis de aquello de comunicar con emociones, de ser vosotr@s mism@s y de contarle al mundo que somos diferentes? ¿Recordáis que las redes sociales son algo más que retos virales y postureo? ¿Ese cierra los ojos con el que aprendimos a transmitir mensajes sin tonterías? Pues ahora es el momento de hacerlo.
Porque como le conté a Héctor, que me ha autorizado a publicar nuestra conversación, la responsabilidad es nuestra. Vuestra. Y cuando todo esto pase tenéis (tenemos) en las manos una oportunidad de oro para empezar el nuevo ciclo laboral y económico en el que seréis protagonistas del nuevo mercado, basado en el teletrabajo y las vídeoconferencias.
Lo que os contaba que iba a venir en unos añitos, ya está aquí.
Así que como toda crisis es una oportunidad, tenéis que aprovechar el encierro para poner vuestras redes sociales a trabajar y que el mundo entero sepa quiénes sois. Quiénes somos. Porque somos los diferentes.
Beso grande, muchachit@s míos. Estoy justo al otro lado de la pantalla para lo que necesitéis.
Volveremos a achucharnos. Ya sabéis que soy de abrazos.
Y si os queda tiempo, leed a Andrés Pérez Ortega, que sabe mucho.
Mucha fuerza. El mundo es vuestro (y mío).
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Me apasiona la comunicación y el marketing. Y dediqué los 21 primeros años de mi vida profesional al periódico El Mundo y la comunicación empresarial e institucional.
En 2013 emprendí un proyecto de marketing digital y franquicias on line para conciliar con mi vida de madre.
Desde entonces ayudo y enseño a otros emprendedor@s que quieran hacer lo mismo que yo y me involucro al máximo en su éxito. Porque la clave en este siglo XXI es la suma de experiencias y el trabajo en equipo.