Si no sabes vender, más vale que vayas aprendiendo. Y además, eso de que no sabes vender, habría que verlo, porque todos, todos, todos vendemos algo.
Mira, el marketing ya no es sólo sobre las cosas que haces, sino sobre las historias que cuentas. Y nos hemos pasado la vida contando historias sobre un buen médico, un magnífico restaurante, una tienda estupenda donde nos hemos comprado algo increíble o una película que nos ha emocionado hasta el extremo de hacernos llorar. ¿Verdad que lo has hecho? Entonces… no me digas que no sabes vender. Porque sin quererlo, has vendido al médico, al restaurante, a la tienda y a la película. Has vendido emociones. Y eso es lo que cuenta.
Vender es el arte de contar historias, es dar un servicio y ayudar a los demás con las soluciones a sus problemas. Toda la gente necesitamos a alguien que nos venda algo. Y todos, en algún momento, hemos vendido.
La primera vez que me hablaron de montar una cadena de franquicias virtuales dije exactamente eso: «yo no sé vender. Así que no puedo hacerlo». Porque nunca (creía yo) había vendido. Pero luego hice memoria y resultó que me había pasado la vida recomendando al pediatra, a la tienda, a la película y al restaurante. Así que, sí que sabía vender.
¿Por qué no te atreves? ¿Por qué no te das una oportunidad? ¿Por qué no emocionas a la gente con lo que te emociona a ti y descubres el poder de ventas tan brutal que tienes? Quizá si lo intentas, hasta te guste.
Te contaré un secreto: vender no es malo. Ni negativo. Es la base de todo emprendimiento.
